Carlos Garaikoetxea
EUSKADI: LA TRANSICION INACABADA
de GARAIKOETXEA, CARLOS
EDITORIAL PLANETA, S.A.
ISBN: 9788408042846
El libro escrito por el ex lehendakari y ex presidente de Eusko Alkartasuna Carlos Garaikoetxea, Euskadi: La Transición inacabada narra sus vivencias políticas desde que en 1977, terminada la dictadura, empezó a ocupar cargos en el País Vasco, hasta el fracaso de la última tregua de ETA.
El «pinchazo»
El ex presidente de EA también describe el famoso pinchazo sufrido en el teléfono de su casa de Zarauz durante la crisis que vivía el PNV con motivo de la escisión que dio lugar al nacimiento de EA. «Era claro que otro teléfono respondía simultáneamente cuando se llamaba al nuestro». Llamó a Telefónica «en dos ocasiones, pero el problema no se arreglaba. Por ello, y con lógico enfado, pedí al responsable de la delegación que si en mi teléfono habían hecho alguna cosa rara, la arreglaran cuanto antes. Esta especie de desahogo, casi un tópico en épocas en que era tan frecuente la suspicacia ante posibles intervenciones en los teléfonos, debió de producir una gran alarma, pues al día siguiente Luis Solana, presidente de Telefónica, me llamó desde su lugar de veraneo para comunicarme que en mi teléfono se había descubierto un pinchazo bastante chapucero y que habían decidido presentar una denuncia en los juzgados».
«Como es lógico, se armó un buen revuelo. Yo confirmé, por mi parte, que también denunciaría el hecho en los juzgados y no me recaté en afirmar que era ‘un escándalo vergonzoso que daba una idea de la clase de guerra sucia en que estábamos metidos’.Nuestra convicción moral era que se trataba de una operación organizada por el Departamento de Interior del Gobierno Vasco, dirigido por Retolaza, mano derecha del presidente del EBB del PNV».
«Como es sabido, esta historia terminó algún tiempo después en el Tribunal Superior del País Vasco, al haber resultado imputado en su instrucción el propio consejero de Interior, Retolaza, junto con el sargento mayor del servicio de Información de la Ertzaintza, Goikoetxea, y otros colaboradores de su departamento.Como suele suceder casi siempre, fueron condenados los subalternos y salió incólume el jefe. En aquel juicio casi sentí vergüenza ajena viendo actuar al entonces fiscal del Tribunal Superior vasco, Cardenal, y más tarde fiscal general del Estado, pues parecía el abogado defensor de Retolaza, hasta el punto de que llegué a sentir cierta solidaridad con sus subalternos condenados en el juicio. ¡Como si su actuación (en complicidad con un ex etarra, el Cabra, empleado por el PNV en la Diputación de Vizcaya, y encargado de recoger la información desde un teléfono próximo a mi domicilio) hubiera respondido a una iniciativa espontánea de los miembros de la Ertzaintza!… Las confesiones de algunos de los implicados, relatando con todo detalle sus reuniones en el domicilio de Bakio del consejero, no llegaron a ser suficientes para el tribunal».
Garaikoetxea también dedica un apartado a contar cómo su partido, EA, fue despojado de la presidencia de la Diputación de Guipúzcoa tras un pacto entre el PNV y el MLNV (Movimiento de Liberación Nacional Vasco) para cambiar el trazado de la autovía que debía unir las provincias de Guipúzcoa y Navarra. Esta era una exigencia terrorrista por la que los etarras llevaban años coaccionando, asesinando y chantajeando.
La autovía de Leizarán
En el libro, Garaikoetxea describe las incoherencias entre quienes dede la Mesa de Ajuria Enea imponían aislar a HB y fuera de ella negociaban con el entramado radical abertzale. «La autovía de Leizarán constituyó una de las expresiones más escandalosas de la doblez con que funcionaban algunos partidos en la Mesa de Ajuria Enea». «ETA fundamentaba su actuación en la reivindicación, sin duda sincera, de algunos grupos ecologistas, y especialmente de la llamada Coordinadora Lurraldea, dirigida entonces por los futuros portavoces de Elkarri, movimiento por el diálogo y la paz, que alegaban razones medioambientales para proponer la salvaguardia del valle del Leizarán. Por desgracia, las miles de páginas de los diversos informes técnicos y medioambientales que manejaba el diputado general de Guipúzcoa, Imanol Murua, uno de los dirigentes más honestos que he conocido en mi vida, recomendaban el trazado oficial y no había manera de ignorar con un mínimo de honradez tantos estudios sin prevaricar vergonzosamente para así quitarse de encima las amenazas de ETA».
«Los partidos democráticos exigían la máxima firmeza a Imanol Murua para no ceder al chantaje de ETA. Pero también estaba en juego el gobierno de la importante Diputación Foral de Gipúzcoa, en manos de EA, y el PNV apetecía hacerse con tan golosa institución.Por aquel entonces, dirigentes de HB, en reuniones mantenidas con nuestro secretario general y otros compañeros de EA, nos habían propuesto abiertamente su apoyo tras las próximas elecciones para que EA siguiera manteniendo la presidencia de la Diputación, si cedíamos ante la exigencia del cambio de trazado de la autopista, según pretendía ETA. Nuestros representantes consideraron que era imposible saltarse a la torera los informes abrumadores que aconsejaban las soluciones defendidas por Murua y su equipo.Se celebraron las elecciones y EA volvió a triunfar sobre el PNV en Guipúzcoa, pero la traición ya se había consumado: las conversaciones paralelas que HB mantenía con el PNV propiciaron el acceso de este partido al gobierno de la Diputación Foral.Para ello el PNV, con una irresponsabilidad digna de mejor causa, aceptó la improvisación de un trazado alternativo, al que el PSOE, socio en la fechoría, dijo que propondría algunas variaciones menores para salvar su imagen. Así se consumaba, no sólo la mayor felonía perpetrada por los animadores de la Mesa de Ajuria Enea sino también una colosal e irreversible chapuza a costa de los bolsillos de los guipuzcoanos». …«A cambio, PNV y PSE se hicieron con la Diputación, desalojando a EA, como ya lo habían hecho en ayuntamientos».
Los “acuerdos” con ETA
«Cuando ETA se dirige a EA en un escrito fechado en junio de 1998, proponiéndonos una reunión para el mes siguiente con el propósito de entrar a fondo en el análisis de la situación política y sus posibles soluciones». Garaikoetxea señala que quienes llevaban años reuniéndose en busca de una salida sindicatos, partidos políticos y organizaciones sociales estaban convencidos de que la acción policial había debilitado a ETA. «Respondiendo a ETA por los tortuosos procedimientos de rigor, aceptamos su propuesta de reunión y el 30 de julio nuestros representantes, después de un periplo allende la frontera plagado de cautelas, cambios de automóviles y operaciones precautorias propias de un contacto con una organización clandestina, mantuvieron una reunión larguísima, una jornada completa, con los representantes de ETA. Según revelaron éstos, en aquella misma casa esperaban aquel día también a los representantes del PNV y preguntaron a mis compañeros si estarían dispuestos a culminar el encuentro con una reunión conjunta.Ningún problema por parte de los nuestros. A media jornada, los representantes de ETA se reunieron aparte con los enviados del PNV pero, al parecer, éstos no eran partidarios de reunirse conjuntamente con EA, de forma que nuestros representantes terminaron su reunión aquella noche, en un mano a mano con los dirigentes de ETA».
«Aquellas horas de discusiones e intercambios de puntos de vista producían a nuestros enviados la impresión de que ETA no tenía muy claras nuestras propuestas políticas… Huelga decir que nuestros compañeros reiteraron nuestra decidida apuesta por las vías políticas y pacíficas como único medio, no sólo legítimo, sino también el más eficaz para defender las reivindicaciones abertzales. De forma que, cuando los representantes de ETA les entregaron una propuesta escrita con el sello de la organización, proponiendo un compromiso con tres puntos que básicamente encajaban en las formulaciones de nuestro propio Congreso Fundacional y a cambio de ello ofrecían una tregua indefinida, pensaron, con razón, que un horizonte sin precedentes para la paz y la normalización política del país se les planteaba por primera vez».